Rusia ha recrudecido su ofensiva en el este de Ucrania tras 55 días de guerra. Las tropas rusas continúan el bombardeo de las regiones del Donbás y siguen atacando Járkov, en el este. Mientras, Mariúpol se mantiene como objetivo clave para la ofensiva liderada por Vladímir Putin.
Entretanto, la ONU ha reconocido que lograr un alto el fuego aún «no está en el horizonte» en Ucrania, aunque sigue sin rendirse y ya ha acelerado los trámites para entregar el formulario de solicitud a la Unión Europea.
En esta nueva fase de la guerra que se considera podría ser determinante, el jefe del Estado Mayor de Ucrania asegura que las fuerzas del país cuentan con los medios para resistir la ofensiva.
El asedio es cada vez mayor y urgen a Occidente a acelerar la entrega de armas.
Lviv, en el occidente de Ucrania y cerca a la frontera con Polonia, miembro de la Unión Europea; Járkiv, en el oriente y Mikoláiv, en el sur, están entre las ciudades golpeadas con ataques aéreos en las últimas horas, donde varios civiles han fallecido, indican las autoridades locales.
En la noche, el presidente Vladímir Zelenski informó del inicio de un nuevo ataque a gran escala contra el este del país y las autoridades indicaron que se trata de una ofensiva de la que venían advirtiendo «hace semanas».
Moscú no desiste de sus objetivos, pese a que la Comisión Europea y el Banco Mundial señalan una próxima “bancarrota” para la nación debido a las sanciones económicas.