Al menos 56 personas han muerto en una nueva masacre cometida por grupos de «bandidos» en el estado nigeriano de Zamfara (noroeste del país), según han confirmado residentes locales y antiguas fuentes oficiales, en un nuevo y sangriento episodio de violencia en la región, plagada de grupos armados especializados en el saqueo de las poblaciones donde operan y en el secuestro de menores a cambio de rescates.
La matanza, que comenzó en la tarde del viernes, se ha repartió entre tres comunidades del municipio de Bakura: Sabon Garin Damri, Damri y Kalahe, según ha informado un antiguo concejal al ‘Premium Times’. Los grupos armados actuaron de forma simultánea sobre las tres localidades, donde comenzaron a abrir fuego indiscriminado y a saquear los domicilios antes de darse a la fuga ante la llegada de las fuerzas de seguridad.
«Hemos contado 56 muertos en total», ha declarado el exconcejal, la mayor parte de ellos en Sabon Garin Damri y Kalahe. Hay al menos una niña entre los tres fallecidos en el ataque de Damri. Las tres localidades contaban con más gente de lo habitual porque «había gente que había llegado de otros lugares para celebrar el final del Ramadán con sus parientes».
Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país –donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)– se han extendido durante los últimos meses a otras zonas del norte y el noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales, muchas de las cuales viven del secuestro de estudiantes.
Estos grupos de «bandidos», como les designa habitualmente el Gobierno nigeriano, son responsables de decenas de secuestros y ataques durante los últimos meses, especialmente contra centros educativos y transportes, con el objetivo de obtener el pago de rescates. La reciente declaración oficial que les describe como grupos «terroristas» no ha conseguido contener sus incursiones en lo que se trata de una crisis de violencia endémica en el país africano.