La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha denunciado que en Ucrania siguen cometiéndose todo tipo de abusos que podrían ser constitutivos de crímenes de guerra y que tienen como principal víctima a los civiles, como ha quedado de manifiesto con el hallazgo de más de mil cadáveres en la región de Kiev y los «miles» de muertos que se estima hay en Mariúpol, escenario de «horrores inimaginables».
Bachelet ha hecho balance este jueves de una guerra que, a día de hoy, sigue sin tener un número claro de víctimas, ya que si bien ha confirmado el fallecimiento de unos 3.500 civiles, asume que «los datos reales probablemente sean mucho mayores».
El recuento de la oficina de la ONU, que ya ha realizado dos visitas sobre el terreno, sólo se basa en datos verificados. «En zonas de intensos enfrentamientos, principalmente en Mariúpol, ha sido difícil que mi equipo pudiese acceder y obtener y corroborar información», ha dicho Bachelet.
En las localidades cercanas a Kiev, se han registrado muertes directas por combates, pero también ejecuciones sumarias o fallecimientos derivados indirectamente de la guerra, bien por las repercusiones que ha tenido en la salud de los civiles o por la falta de atención médica.
Algunas personas «han pasado semanas en sótanos recibiendo amenazas de soldados rusos», ha recordado Bachelet, que ha citado como ejemplo la reclusión durante 28 días de 360 personas, 74 de ellas niños, en el sótano de una escuela de la región de Chernígov. «Murieron diez personas mayores», ha lamentado.
La expresidenta chilena ha considerado también «impactantes» las ejecuciones perpetradas en zonas al norte de la capital, Kiev –al menos 300, aunque «las cifras seguirán aumentando a medida que salen nuevas pruebas»–. La localidad de Bucha ha sido uno de los símbolos de la barbarie durante esta guerra.
Los abusos también se extienden a la zona sureste de Ucrania, donde las tropas rusas han realizado un férreo asedio sobre Mariúpol, «una ciudad antes próspera y ahora en ruinas». Al menos ha podido mostrar su «alivio» por la evacuación de más de 500 civiles desde la acería de Azovstal, foco de combates en las últimas semanas.
La ONU también ha constatado casos de violencia sexual, desapariciones forzosas, ataques contra escuelas, hospitales o edificios de índole religiosa.