La presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen afirmó que el pueblo de Taiwán sigue determinado a defender la isla tras las grandes maniobras militares llevadas a cabo por China en torno a ella.
Las tensiones en el Estrecho de Taiwán se dispararon este mes de agosto con esas maniobras, las mayores llevadas a cabo por Beijing, como réplica a la visita a Taipei de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.
Tsai hizo estas declaraciones al reunirse con una delegación de académicos de Estados Unidos, en el 64 aniversario de un ataque de la artillería china, conocido como el “bombardeo 823″.
China disparó 470.000 proyectiles en las Islas Kinmen Islands y otros islotes cercanos en 1958, provocando la muerte de 618 personas, en un ataque que duró 44 días.
“Aquella batalla para proteger nuestro territorio mostró al mundo que ninguna amenaza merma la determinación del pueblo de Taiwán de defender a su nación, ni en el pasado, ni ahora, ni en el futuro”, dijo Tsai.
Taiwán vive bajo la constante amenaza de una invasión de China, que considera a esta isla, que tiene su propio gobierno democrático, como parte del territorio chino, y que un día debe ser integrado, por la fuerza si fuera necesario.
“Lo que tenemos que hacer es que el enemigo entienda que Taiwán tiene la determinación y la preparación para defender el país, así como la capacidad de defenderse”, dijo Tsai a los oficiales militares, en comentarios publicados por su oficina.
“Se pagará un alto precio por invadir Taiwán o por intentar invadirlo, y será condenado enérgicamente por la comunidad internacional”.
En 1958, Taiwán contraatacó con el apoyo de Estados Unidos, que envió equipamiento militar, incluidos los avanzados misiles antiaéreos Sidewinder, que dieron a Taiwán una ventaja tecnológica. A menudo llamada la “Segunda crisis del estrecho de Taiwán”, fue la última vez que las fuerzas taiwanesas se enfrentaron a China a gran escala.
James O. Ellis, ahora miembro visitante de Hoover y almirante retirado de la marina estadounidense, dijo que la presencia de su delegación en Taiwán reafirmaba el compromiso del pueblo estadounidense de profundizar en la cooperación.
“En consonancia con la Ley de Relaciones con Taiwán, parte de esta cooperación implica el fortalecimiento de las capacidades de Taiwán para la autodefensa, así como la capacidad de Estados Unidos para disuadir y resistir cualquier recurso a la fuerza a través del estrecho de Taiwán”, dijo Ellis a Tsai, en referencia a una ley estadounidense que le obliga a proporcionar a Taiwán los medios para defenderse.
Estados Unidos, que se deshizo de las relaciones diplomáticas formales con Taipéi en favor de Beijing en 1979, sigue siendo la fuente más importante de armas para Taiwán.
Beijing considera como un agravio cualquier visita de diplomáticos o dirigentes occidentales a Taiwán. Una semana después de la visita de Pelosi, Beijing envió barcos y aviones de guerra y lanzó misiles cerca de las aguas y el espacio aéreo de Taiwán.
Taiwán acusó a China de usar el pretexto de la visita de Pelosi para llevar a cabo un ensayo ante una futura invasión de la isla.