La guerra energética entre Rusia y la Unión Europea ha llegado a su punto culminante. El gigante gasístico ruso, Gazprom, ha anunciado que cierra totalmente el grifo del gas en dirección a la UE a través del gasoducto Nord Stream.
Una medida que toma de forma «indefinida», argumentando que lo hace debido a una fuga de aceite en una turbina, que solo puede ser reparada por una empresa especializada.
El suministro ya llevaba interrumpido desde el 31 de agosto, por supuestas labores de mantenimiento, pero iba a retomarse este sábado.
Este corte de gas ruso añade ansiedad a los europeos, que luchan por evitar una crisis energética el próximo invierno, y coincide con la decisión del G7 de poner un tope al precio del petróleo ruso.