POR: EL TRILLO DE LA HISTORIA
Hace varias semanas me llamó por teléfono un entrañable amigo y entre las cosas que hablamos me pregunto sobre el caso histórico conocido como el “Degüello de Moca”. Le di mi opinión sobre los hechos acaecidos en la villa de Moca en 1805, pero muy someramente, debo decir que el amigo es un conocido profesor universitario y ganador de varios premios nacionales en el arte de la literatura.
En vista de lo sucedido en Puerto Plata con el degüello de varios compatriotas a manos de nacionales haitianos me he dado a la tarea de investigar a fondo la conducta criminal de Dessalines y sus tropas asesinas. Y, por eso es que comenzando en mis investigaciones escribo estos párrafos como un modo de crear conciencia dominicanista entre las personas que de verdad le duele la patria.
Si de algo están de acuerdo historiadores de la talla y la seriedad de Antonio Delmonte y Tejada, Javier Angulo Guridi, José Gabriel García, los hermanos Leónidas y Alcides García, Benjamín Summer Welles, Ramón Marrero Aristy, Emilio Rodríguez Demorizi, es de que tropas haitianas perpetraron crímenes horrendos en forma de degüello contra la población de Moca.
Según estos historiadores los hechos comenzaron el 3 de abril de 1805.
Las victimas fueron degolladas por las tropas haitianas usando todo tipo de instrumento punzocortante como cuchillos, dagas, sables, y bayonetas. Se calcula en una cantidad elevada de muertos debido a la escasa población de esa villa del noroeste.
Historiadores como Summer Welles en su libro sobre la historia dominicana conocido como “La Viña de Naboth” este sostuvo que “los residentes fueron congregados en números de quinientos, en la iglesia para asistir un solemne Te-Deun y ahí a mansalva fueron degollados sin misericordia”.
Un santiaguero llamado Gaspar Arredondo y Pichardo, que fue testigo de los hechos, pudo huir y fue a refugiarse en Cuba y desde allí escribió sobre lo que observó, manifestando lo siguiente: “El comandante haitiano impartió la orden a sus tropas de que las mujeres de todas las clases y edades se reunieran en la iglesia y los hombres en la plaza, todos obedecieron como corderitos y fueron degollados como corderitos”. Este hombre califica aquel crimen de lesa humanidad como “un sacrificio espantoso, sacrílego y bárbaro”.
Pero esa no era la primera vez que los haitianos entraban para asesinar a los vividores del Este de la isla, lo hicieron también en 1801.
Desde Moca hasta Santiago las tropas haitianas en su trajinar robaban, asesinaban y quemaban propiedades. Moca fue reducida a cenizas.
Lo de Moca es solo el punto más revelador y escandaloso de aquella orgía de sangre, terror y saqueo que realizaran las tropas haitianas en este lado de la frontera en el año de 1801 y en el 1805, tal vez porque la población fue concentrada en gran número en la iglesia y los invasores no necesitaron de mucho esfuerzo para su ejecución.
Emilio Rodríguez Demorizi, en su libro “Invasiones Haitianas de 1801, 1805 y 1822” recoge una significativa documentación originada en la época y a consecuencia de los hechos, que constituyen la prueba inequívoca de la devastación, los asesinatos gratuitos e innecesarios, el saqueo y desolación a que los haitianos sometieron nuestro territorio especialmente en 1801 y 1805.
El más respetado de los historiadores haitianos, por lo menos el que ha tratado la historia en lo que tiene que ver con ambos territorios el Dr. Jean Price Mars y cuyo libro en tres tomos “La República de Haití y La República Dominicana” es esencial para el conocimiento de las relaciones de ambos pueblos escribió en el libro mencionado lo siguiente y cito: “Las tropas mataron a habitantes blancos, negros y mestizos de Santo Domingo como lucha contra la esclavitud”. Su conducta asesina indica que el asesinato es una forma de lucha político/social. Esos hechos sucedieron en 1805, pero en la actualidad se siguen dando en el plano personal e individual hechos de barbarie tribal, porque al parecer estas gentes no conocen otra cosa que la violencia para dirimir sus diferencias.
Pero aún no hemos acabado. El historiador haitiano Price Mars tan venerado a ambos lados de la frontera siguió escribiendo en su libro ya mencionado lo siguiente y cito directamente: “Las redadas fueron llevadas por 40,000 soldados haitianos, encabezadas por Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines, quienes estuvieron presentes durante la acción. Municipios de Santo Domingo (Monte Plata, Cotuí, La Vega, Santiago y Moca fueron reducidos a cenizas y las tropas mataron a dominicanos, incluidos 40 niños que fueron decapitados en una iglesia”. Fin de la cita
El asesino de Dessalines se dirigió al pueblo haitiano el 12 de abril de 1805 a su regreso de Santo Domingo y dando cuenta de sus hazañas dijo el emperador con sorna en su sonrisa, gozo y alegría que la gloriosa campaña de sus tropas diezmando la población del Este fue todo un éxito. Termino su discurso diciendo “haber ordenado a sus generales para que empujaran (se llevaran hacia Haití) delante de ellos el resto de los habitantes que encontraran, de los animales y las bestias».
Los historiadores haitianos resaltan estos hechos con orgullo, mientras la mayoría de los intelectuales dominicanos parece que le da vergüenza enseñarle al pueblo nuestro lo muchos que nos quieren esos vecinos. Y lo que es peor, la mayoría de los maestros dominicanos son incapaces de hablarle a sus estudiantes sobre estos hechos históricos, en parte, por incapacidad e ignorancia, o tal vez por temor a que dentro de sus grupos no sean considerados como “revolucionarios progresistas”.
Fuentes: Rodríguez Demorizi, Emilio (1955). Invasiones haitianas de 1801, 1805 y 1822. Editora del Caribe.
Price-Mars, Jean (1953). La República de Haití y La República Dominicana.
Southey, Captain Thomas (1827). Chronological History of the West Indies. p. 421.