Joe Biden ya está en Belfast, donde llegó por la noche para un viaje de cuatro días con motivo de la celebración del 25 aniversario de los acuerdos del Viernes Santo, que pusieron fin a décadas de violencia sectaria.
El inquilino de la Casa Blanca fue recibido por el primer ministro británico Rishi Sunak, primera cita igualmente este miércoles de la agenda de este desplazamiento, donde destacará el papel de Estados Unidos en la negociación de los acuerdos de paz y celebrará igualmente sus raíces, visitando a parientes lejanos de la República de Irlanda.
El viaje cuenta con un perfil diplomático más bajo de lo previsto ante la ausencia de un gobierno regional, pero la jornada de hoy incluirá igualmente contactos con los dirigentes de los cinco principales partidos de Irlanda del Norte y un discurso en la Universidad del Ulster.
EXTREMAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
Las medidas de seguridad en Belfast se han extremado para esta visita oficial de Biden, que ha reconocido tener entre sus prioridades asegurarse de que tanto el acuerdo del Viernes Santo como el de Windsor entre Reino Unido y la Unión Europea se mantienen para preservar la paz en la zona. Igualmente tratará cómo puede su administración ayudar al desarrollo de la frágil economía de Irlanda del Norte.
Su paso de menos de un día por Irlanda del Norte coincide con un momento de crisis para el proceso de paz y con una larga parálisis política.
El veto unionista ya viene de lejos, pues, a pesar de apoyar este divorcio en la consulta de 2016, renegó también del controvertido Protocolo para Irlanda del Norte, sustituido por el texto de Windsor para resolver los problemas políticos y económicos que causó.
RECELO UNIONISTA AL «IRLANDÉS» BIDEN
Antes de llegar a Belfast, Biden insistió en que su «gran prioridad» es asegurar que «los acuerdos irlandeses y el acuerdo de Windsor siguen en pie, que se mantenga la paz».
De momento, el presidente estadounidense se ha cuidado de efectuar llamamientos que puedan molestar a los unionistas, muy sensibles a las presiones exteriores y conscientes de que la relación entre Washington y Londres no ha sido la mejor en los últimos años, sobre todo durante los mandatos de Boris Johnson y Lizz Truss por sus amenazas de dar pasos unilaterales para alterar los acuerdos del Brexit, censuradas por Biden.