Las autoridades prorrusas de la región ucraniana de Jersón han elevado a ocho el balance oficial de víctimas mortales por las graves inundaciones que provocó esta semana la destrucción parcial de la presa de Kajovka, de la que Moscú y Kiev se han responsabilizado mutuamente.
El gobernador designado por Rusia para Jersón, Vladimir Saldo, ha insistido este viernes en Telegram en la supuesta culpabilidad ucraniana, denunciando que ya se han inundado 17 localidades por una subida del nivel del agua que, según ha declarado, puede durar hasta diez días. En algunas zonas, ha llegado a los 12 metros.
Las autoridades prorrusas han confirmado la evacuación de más de 5.800 personas en las zonas bajo su control. Saldo también ha asegurado que el descenso del nivel del embalse pone en riesgo el suministro de agua en la zona de Ivanovo, donde viven unas 4.000 personas, por lo que se han establecido medidas de emergencia.
Rusia ha acusado a Ucrania de destruir la presa con proyectiles de artillería, mientras que para la parte ucraniana la única explicación posible pasa por la colocación de explosivos en la propia infraestructura y, por tanto, es obra de las fuerzas que han ocupado la zona tras la invasión de 2022.