El gobierno entrante de Trump está preparando una lista de países a los que podría deportar a los migrantes cuando sus países de origen se nieguen a aceptarlos, según tres fuentes familiarizadas con los planes.
Los países incluyen, entre otros, a las islas Turcas y Caicos, Bahamas, Panamá y Granada, dijeron las fuentes.
Los planes podrían significar que miles o hasta cientos de miles de migrantes quedarían desplazados permanentemente en países en donde no conocen a ninguna de las personas ni el idioma y no tienen conexión con la cultura.
No está claro si a los migrantes se les permitirá quedarse legalmente para trabajar y vivir en los países a los que sean deportados. Tampoco se sabe qué tipo de presión —económica o diplomática— está ejerciendo la transición de Trump sobre los países para lograr que acepten, o podría ejercer una vez que republicano tome posesión en enero.
EN 2019 ENVIO MIGRANTES A GUATEMALA
En 2019, durante el primer mandato de Trump, envió migrantes a Guatemala como parte de un acuerdo con ese país para aceptar a personas de otros países que buscaban asilo en Estados Unidos. Según esa política, los solicitantes de asilo que habían cruzado recientemente a Estados Unidos eran subidos a un avión con destino a Guatemala sin saber a dónde iban, según informes de NBC News. La práctica continuó hasta principios de 2020, aunque en una escala relativamente pequeña, y se detuvo durante la pandemia.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y otros grupos que defienden los derechos de los inmigrantes demandaron a la administración Trump por esta política. La demanda aún está pendiente en un tribunal federal.
UNA POLITICA ILEGAL
“Presentamos una demanda por este tipo de política durante la primera administración de Trump porque era ilegal y ponía a los solicitantes de asilo en grave riesgo”, dijo a NBC News Lee Gelernt, abogado de la oficina nacional de la ACLU.
Los migrantes que vienen de Venezuela, Cuba, China y otros países que se muestran reacios a aceptar de regreso a personas que han emigrado a Estados Unidos han sido un problema desde hace tiempo para las autoridades estadounidenses, a las que los tribunales federales les prohíben detenerlos indefinidamente. Como resultado, muchos migrantes de esos países terminan siendo liberados en Estados Unidos, incluso si un juez ha ordenado su deportación.
El plan de deportar a algunos inmigrantes cuyos países de origen se muestran reacios a aceptarlos a terceros países donde pueden no tener ninguna conexión sería una forma para que el nuevo gobierno de Trump evite ese problema mientras crea lo que Trump ha prometido que será «la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos».
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