Segunda noche de disturbios en la ciudad de Nanterre, cerca de París, por la muerte de un joven de 17 años a manos de un policía el pasado martes. 150 personas han sido detenidas
Se desplegaron miles de efectivos de las fuerzas de seguridad ante el temor de que se produjeran más protestas violentas.
El adolescente, de nombre Naël M, recibió un disparo cuando se marchaba en su vehículo durante un control policial de tráfico.
El incidente ha reavivado el debate en Francia sobre las tácticas policiales, en un contexto en el que los grupos de derechos humanos llevan tiempo criticando la mano dura con la que se trata a la población de los suburbios de bajos ingresos, especialmente a las minorías étnicas.
Políticos de todos los partidos han condenado el tiroteo. Los diputados de la Asamblea Nacional guardaron un minuto de silencio por el adolescente,y la Primera Ministra, Elisabeth Borne, criticó la decisión de la policía de abrir fuego.
El presidente Emmanuel Macron ha calificado la muerte del adolescente de «imperdonable»: «En primer lugar, quiero expresar la emoción de toda la nación por lo ocurrido y la muerte del joven Nael, y decir a su familia nuestra solidaridad y el afecto de la Nación. Tenemos un adolescente que ha muerto. Es inexplicable».
A todos los Gobiernos franceses les atormenta la perspectiva de que se repitan los disturbios de 2005, desencadenados por la muerte de dos chicos negros durante una persecución policial que se saldó con unos 10 000 coches quemados y 6 000 detenidos.