La propuesta de un impuesto del 5 % a las remesas enviadas desde Estados Unidos, actualmente en debate en la Cámara de Representantes, genera angustia entre migrantes cuyas familias dependen de este dinero. Más de 40 millones de personas podrían verse afectadas en territorio estadounidense.
El gravamen, incluido en el polémico presupuesto federal que se discute este miércoles en la Cámara con un futuro aún incierto, preocupa a inmigrantes como la hondureña María Lorenza Carrasco, quien reside en Florida desde hace 33 años y envía mensualmente alrededor de 1,300 dólares a sus dos hijas y a su hermano, enfermo de cáncer.
«Es una ayuda que les doy yo a mis hijas, y ellas sobreviven de eso. Mi hermano, que tiene cáncer… Le van a hacer una operación ahora; ya le han hecho tres en Honduras, y le volvió el cáncer», declaró la centroamericana a EFE.
El impuesto afectaría a más de 40 millones de personas, incluyendo tanto a indocumentados como a residentes con ‘green card’ y otros tipos de visado, según denunció el Caucus Hispano del Congreso (CHC).
«Claro que estoy muy preocupada. ¡Eso no puede ser! Imagínese, yo no gano mucho en este país, me sacrifico para mandarles el dinero», expresó la hondureña, amparada bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Un 5 % con un alto costo
La iniciativa, parte del controvertido plan presupuestario y fiscal impulsado por el expresidente Donald Trump —y que se debate esta semana en la Cámara Baja—, impondría un gravamen del 5 % a las remesas enviadas desde EE.UU. al extranjero.
Esto impactaría de forma directa a países como México —el segundo mayor receptor de remesas del mundo—, así como a Nicaragua, Honduras y El Salvador, donde estos ingresos representan cerca de una cuarta parte del producto interno bruto (PIB), según el Banco Mundial.
Aunque la tasa propuesta es del 5 %, se sumaría a otros cargos existentes, lo que encarecería notablemente el envío de dinero. Por ejemplo, transferir 350 dólares desde EE.UU. a México pasaría de costar 6 a 23.5 dólares, según una investigación del BBVA México.
Ante este panorama, migrantes instan a sus gobiernos a actuar. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, denunció que la propuesta viola un tratado vigente desde 1994 para evitar la doble tributación entre EE.UU. y México. En 2024, México recibió un récord de casi 65,000 millones de dólares en remesas.
Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre en Miami, exhortó a la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, a pronunciarse al respecto, citando datos del Banco Central que indican que las remesas representan el 27 % del PIB hondureño.
«Este año vamos a superar los 10,000 millones de dólares enviados, a pesar de toda esta incertidumbre y de la crisis migratoria que atraviesa EE.UU. Aun así, no tenemos esa reciprocidad, ese apoyo que merecemos y que pedimos a gritos», manifestó en entrevista con EFE.
Un golpe contra los migrantes
Por ser el país con más inmigrantes, Estados Unidos es también la principal fuente de remesas a nivel mundial, concentrando aproximadamente una cuarta parte de todos los envíos, con más de 200,000 millones de dólares, según datos del Banco Mundial actualizados a finales de 2022.
En este contexto, migrantes como la hondureña Dalila Gálvez consideran el impuesto como un golpe a su esfuerzo y al sustento de sus familias. Los 300 dólares que envía cada mes permiten cubrir necesidades básicas como alimentos, electricidad y atención médica.
«Nosotros, los migrantes, somos los que trabajamos bajo el sol. No somos haraganes, no somos ladrones. Solo venimos a tratar de ganar un poco más para poder ayudar a nuestras familias allá», afirmó en una entrevista.
Sin embargo, las voces de estos inmigrantes parecen no ser escuchadas. Trump ha puesto todo su empeño en lograr que la propuesta de ley que incluye el impuesto a las remesas sea aprobada antes del mes de julio.
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