Un silencio que lastima la fé 

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  • Escrito por: Jesús Carrasco

El reciente informe presentado por la periodista Alicia Ortega sobre los abusos cometidos por el sacerdote Alejandro Anselmo Peña Sánchez, estremecen a la sociedad dominicana, hiriendo profundamente la confianza en la Iglesia.

Y es que no se trata solo de las conductas reprochables de un sacerdote, sino también del silencio de las autoridades eclesiásticas que, pese a recibir denuncias, no impulsaron una investigación oportuna.

La fe se debilita cuando quienes están llamados a proteger a los más vulnerables optan por la indiferencia.

Hoy, la pregunta es obligatoria ¿en quién creerán las comunidades, si quienes deberían ser guardianes de la verdad se convierten en cómplices por omisión?

Al obispo de la diócesis Mao-Montecristi Diómedes Espinal le habrían llegado denuncias sobre comportamientos inapropiados, y sin embargo, nunca se estableció un proceso de investigación serio que pudiera frenar a tiempo el daño.

Ese silencio institucional no solo agrava la falta, sino que deja a las víctimas en total indefensión y envía un mensaje de impunidad.

La Iglesia siempre ha sido vista como un pilar moral en nuestras comunidades, pero este tipo de episodios golpea de lleno su credibilidad.

La fe de la gente se resquebraja cuando percibe que la protección de la institución está por encima de la protección de los más vulnerables y ese deterioro de confianza no se resuelve con comunicados ni disculpas tardías, sino con acciones firmes y transparentes.

La sociedad no puede normalizar el silencio frente al abuso, el respeto a la dignidad humana, especialmente de los menores, exige justicia sin privilegios ni encubrimientos, callar ante denuncias tan graves es convertirse en cómplice y eso debe ser señalado con claridad.

El desafío de la Iglesia es recuperar la confianza perdida, y solo lo logrará si coloca la verdad y la justicia por encima de la conveniencia institucional.-

10 de septiembre 2025.

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